Autor: Jhonatan Josué Duarte Lau
Ingeniero Mecánico
Muchas veces hemos escuchado que Guatemala es una tierra bendita por su ubicación geográfica, clima y también por la abundancia del recurso hídrico ya que cuenta con una disponibilidad de agua por año de 97 mil 120 millones de metros cúbicos. Contamos con 194 cuerpos continentales de agua que se divide en siete lagos (de los cuales el lago de Atitlán, Izabal y de Peten Itzá son también sitios turísticos y de una gran belleza natural), 49 lagunas, 109 lagunetas, 19 lagunas costeras, tres lagunas temporales y siete embalses. Además, hay 114 ríos y riachuelos y 39 presas y embalses. En Guatemala hay tres vertientes, Pacífico, Atlántico y Golfo de México formadas por 38 cuencas fluviales de las cuales 22 son transfronterizas. A pesar de la gran bendición que tenemos en nuestro país, no todos se bendecidos ya que el acceso a agua en cantidad y calidad no es una realidad para muchas familias guatemaltecas. Además, la mala gestión publica ha limitado la red de drenajes disponibles lo que ocasiona una deficiencia en el saneamiento y provoca una contaminación al recurso hídrico. Es por ello por lo que resulta de suma importancia conocer a fondo la situación actual del agua y saneamiento en Guatemala para descubrir algunas de las razones que ha ocasionado desigualdad.
La desigualdad en el acceso al recurso hídrico se puede atribuir a la distribución natural del agua en el territorio, ya que existen regiones geográficas que tienen una mayor disponibilidad hídrica que otras. La vertiente del pacifico posee el 23.7% del volumen disponible de agua, pero es a su vez es la región más poblada que concentra el 45% de la población nacional y donde se producen las mayores actividades económicas del país, mientras que la vertiente del golfo de México tiene una disponibilidad hídrica del 42% pero existe una menor cantidad de habitantes y de actividades económicas. En el verano los suministros de agua se utilizan casi por completo para satisfacer las necesidades de la población lo que reduce la calidad de las cuencas hidrográficas. Adicionalmente, el cambio climático ha alterado los patrones de precipitación (una disminución entre el 10 y 30% de lluvia a nivel nacional en los próximos años) y temperatura (aumento entre 3 a 6 grados proyectados), afectando el suministro de agua y la escorrentía de los ríos.
Aunque estos factores geográficos y de cambio climático parecen ser ajenos a las actividades humanas, debemos de reconocer que existe desigualdad en el agua y en especialmente en el saneamiento por el manejo inadecuado de los recursos financieros por parte de muchas municipalidades. Según el XII Censo Nacional de Población y VII de vivienda realizado por el Instituto Nacional de Estadística de Guatemala en el 2018 el 59% de la población cuenta con tubería dentro de la vivienda, un 14.8% cuenta con tubería fuera de la vivienda, un 3.2% con un chorro público, un
12% con un pozo perforado público o privado y el 10.9% cuenta con otro tipo de fuente primaria como lo puede ser agua de lluvia, rio, lago, camión, toneles u otros. El Código Municipal designa al municipio como responsable del servicio público de agua potable y saneamiento, pero
lamentablemente no todos los gobiernos locales cuentan con los recursos económicos y humanos suficientes para cumplir con esta competencia. Adicionalmente a la poca infraestructura, aquellas viviendas que si tienen tubería existen ciertas horas donde el flujo de agua es muy poco o nulo limitando el acceso para procesos básicos de higiene y saneamiento. Muchas familias se ven obligadas a incurrir en otros gastos como lo representa la adquisición de un camión cisterna, sistema de almacenamientos plásticos y otros accesorios para satisfacer sus necesidades. Ahora que estamos en campaña electoral, hemos testificado como los aspirantes a las 340 alcaldías prometen resolver el abastecimiento de agua potable pero muy pocos prometen o mencionan las plantas de tratamiento de aguas residuales o la construcción de drenajes que tienen una función igual de importante.
Datos del mismo censo, indicaron que solamente el 55.6% de los hogares contaban con un inodoro conectado a una red de drenajes o fosa séptica. El 39.7% utilizan un excusado lavable, letrina o pozo ciego y un 4.8% reportaron no tener un servicio sanitario. La presencia de una letrina o pozo ciego en casa genera un ambiente contaminado donde existe la presencia de vectores que son responsables de transmitir enfermedades infecciosas que es otra gran problemática que no abordare en este ensayo. Esta falta de infraestructura también permite que se contaminen los cuerpos de agua superficiales y subterráneas al no recibir un debido tratamiento.
Con el aumento de la población existe un cambio del uso de suelo por las nuevas construcciones que reducen la capacidad de infiltración del agua al subsuelo, pero sobre todo afecta la calidad del agua por la contaminación proveniente de las aguas residuales y desechos sólidos. Las aguas residuales domesticas e industriales sin tratamiento hacia los ríos que drenan a las cuencas y tienen como destino final lagos y mares ha ocasionado que muchos municipios opten por abastecerse al
100% de agua subterránea ya que se encuentra con una mejor calidad que las aguas superficiales que son prácticamente inservibles por el alto grado de contaminación como es el caso del rio Villalobos que conduce la mayoría de los desechos de los 3,480 entes generadores de aguas residuales que recibe la cuenca y capta el 50% de las aguas residuales generadas en la ciudad capital.
90% de los pozos municipales abastecen a zonas residenciales, pero también existen incontables posos privados para residenciales, edificios, comercio e industrias; vale la pena mencionar que la gran mayoría NO cuentan con el certificado de calidad de agua que exige el acuerdo gubernativo
113-2021 y por lo tanto no se garantiza un proceso de potabilización.
En conclusión, hace falta una cultura responsable para el manejo del agua a nivel de sociedad pues es imposible señalar solo a un solo responsable. Considero que Guatemala lamentablemente requiere de una crisis más grave de agua que afecte a todos por igual donde se tengan que tomar medidas más serias para solventar de manera integral el abastecimiento de agua y el saneamiento. Con tan solo evitar la contaminación de agua, creo que podemos ser no solo una tierra bendita sino también un pueblo bendito.